Me prometí a mi misma que no volvería a escribir un día 13.
No por supersticiones,
si no ya por recuerdos.
Recuerdos buenos, con gente mala.
O
recuerdos malos, con gente buena.
No lo sé.
Lo que sí sé es que han cambiado demasiadas cosas, y han pasado otras tantas, buenas... y malas..., desde entonces.
Más malas que buenas.
Perderte alrededor de unas 800 veces, está en la lista de cosas malas aunque me digan que debe ir en la contraria.
Prometí no escribir en 13 por lo mal que me siento, pero es esa misma sensación la que me hace escribir, y alfinal no sé ni cómo acabo,
no sé si es mejor o peor.
Sé que te sigo queriendo después de cada 12... ya ocho.
Después de cada 13... ya dos.
Después de cada cosa, buena o mala.
Después de cada ella o yo, en el que siempre era la derrotada.
Después de cada tú o él, en el que siempre salías victorioso.
Después de cada palabra dolorosa o ilusión perdida,
cada sonrisa,
cada mirada,
cada 'tonta'.
Después de cada todo,
lo sigues siendo.
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