sábado, 5 de abril de 2014

Mi vida destrozada, y el café, frío.

Sé que si sigo echandole de menos no le costará nada echarme de más.
Y el día que le olvide,
también sé que volverá.

Le preparé café y le invité,
porque lo de prepararle mi vida ya lo había hecho, y siempre acababa todo destrozado,
como aquella fiesta,
en aquella casa.
Todo perfecto,
pero todo destrozado,
carbonizado.

Aun que sé que seguiría preparandote mi vida siempre que después de irte vuelvas.


El café ya está frío y no has vuelto,
seguiré aquí vigilando que nadie se tome lo que no es de uno, porque sé que vendrás,
tarde o temprano lo harás.

Aunque si vienes los dos sabemos que abandonaremos el desayunar café por comernos un rato nosotros.

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